lunes, 15 de febrero de 2016

Espere a llegar a casa, porque ya me cansé de llorar en trenes y colectivos y aviones.
En el día de viaje desde Playa del Carmen hasta Buenos Aires sentí que en cada parte del camino iban quedando partecitas mias, que me iba volviendo cada vez menos persona y que mi ser se esparcía dolorosamente por los cielos de otros lugares.
Cuando giré la llave para entrar a mi casa me temblaron las manos y una parte de mi no quería hacerlo, para qué?
Pero al tiempo no se le pudo hacer nada y terminé entrando.
Me duele donde duele la angustia, en el medio de la garganta bloqueando toda posibilidad de pensar si quiera en respirar decentemente, Me tiemblan las manos y todo lo que pienso se dirige a que
él no está más. 
La puerta donde...y la cama...y la silla...la esquina..y el quiosco donde...TODO TODO TODO.

Lo que más me preocupa es sentir que no voy a poder con todo el dolor, que es mucho y que me voy a romper. No puedo hacer nada y el consejo sería seguir y hacer con cada día, pero no puedo verlo, es como una neblina muy espesa. No quiero estar triste porque está todo bien, porque estamos todos bien y haciendo lo que queremos, pero no se como se hace para no estarlo. 

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