No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan, sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio del Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social…
Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoievski, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita, y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: “¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!”. Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón.
De que sirve entonces, señores, emancipar el hambre si no se alimentan también las mentes? De qué sirve entonces un estómago lleno con un cerebro vacío? Si uno alimenta el alma, esta encontrará forma de alimentar el cuerpo. Pues como alguien dijo una vez "A veces lo urgente no deja tiempo para lo importante" y lo importante quizás pueda resolver lo urgente.
Por eso yo aplaudo las sabias palabras de Lorca, porque quiero poder pensar libremente y poder hacer mi propio destino, trazar mis propios caminos y no agachar la cabeza ante la primer persona que tenga un título universitario.
1 comentario:
Me encanto tu entrada, es genial. Un beso.
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