Hay gente que acepta los cambios al instante, casi sin pensarlo, más como una metamorfosis, una evolución que como un salto.
Hoy mi papá me dijo, me confeso más precisamente, que le desconcierta un poco el hecho de que esté creciendo...de que yo, su bebé, claramente su niña caprichosa y consentida, empiece a emprender viajes por sí sola.
Y ahora yo, me confieso, me digo, me susurro al oído...que a mi también me desconcierta.
Creo que soy una persona que tiene mil andamios al rededor, estoy llena de manitos que me ayudan a caminar; y resulta que ahora por obra del tiempo se tienen que empezar a ir.
También, me veo como alguien capaz, como ya dije mi mejor cualidad es que puedo esforzarme (bueno a veces me cuesta un poquito pero termina funcionando).
Pero, me dan miedo los cambios.
Los espero, quiero que lleguen, me gusta intentarlo y vivir y tratar.
Pero necesito que un poco me den un abrazo.
Y entonces de ahora en más, voy a intentar encontrar el equilibrio entre esconderme en las faldas de mis papis y ser un ser humano que crece y puede solo. O quizás no el equilibrio, si no la precisa unión entre estas, que quizás al fin y al cabo sean una sola.
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