viernes, 3 de mayo de 2013


Soledad, se mira al espejo empañado del baño después de la ducha. Se ha visto demasiadas veces, pero esta vez la mujer
del otro lado ya no está. Un rostro vacío, sin expresión le responde la mirada, silencioso intercambio de pensamientos,
busca verse, busca encontrarse en ese rostro, reconocer en esa mujer a sí misma.
Todavía tiene las marcas de los cuchillazos, dibujados en el rostro, invisibles para muchos. Las cicatrices eran como
profundos surcos hechos con el arma más hiriente de todas, se sentían como rociados con sal, como remojados en vinagre.
Se toca los labios con la yema de los dedos, costumbre siempre costumbre, pero el vidrio le devuelve a la otra
muchacha. Soledad no puede más y rompe en llanto.

El otro día, con el frío acompañando al dolor, con los cuchillazos en carne viva, en el andén esperaba el tren. Soledad quería más lluvia, porque agua con agua no moja.  Demasiadas películas le hacían esperar la aparición de algún heroico salvador, que llegara con un par de curitas y una sonrisa.
Ese día había descubierto que correr bajo una fina llovizna calma las penas, como le habían dicho y como nunca había escuchado, ahora lo entendía a él tan calmo y un poquito agrandado, seguro era porque corría bajo la lluvia...siempre lo veía con los Camel en la boca, tirandole el humo de la última pitada en la cara. Como reía Soledad en esos tiempos, como disfrutaba querer tanto.
Pero, el humo de sus cigarrillos y su olor a caramelo, ya nunca se encontraban cerca.
Por qué no le había hecho caso? Por qué no se quedó con él? Cuatro ruedas, pescado crudo, noches de televisión y vicios, regalos, cariño.
Soledad prefería las cicatrices.

Se secó, se envolvió en el toallón rojo y salió del sofocante calor del baño. El aire fresco del pasillo, el olor a mañana le dijeron que no vivía solo para recordarlo. Las gotitas rodaron cuesta abajo hasta sus mejillas y penetraron en las heridas. Sanando lentamente estaban, tardarían meses, años quizás .necesitaban ese médico que nunca apareció en el andén.
Y si no, Soledad iba a tener que cursarse..sola.